Morkmol, el Arrasador |
![]() |
![]() |
Moderador![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |
Hola gente, aquí os voy dejando el prólogo de lo que podríamos llamar "La saga de Morkmol". Es una historia que estuve escribiendo hará casi una década y que he dejado muy de lado. Estoy probando a ver si tras subirla al foro, me voy animando de nuevo a ir concluyendo alguno de los relatos e historias que tengo empezadas...
PRÓLOGO
Spoiler:
La batalla había comenzado de una manera totalmente encarnizada, el choque entre los dos bandos había sido brutal. Muchos contendientes ya habían perecido, pero ni de lejos estaba cerca la victoria para ninguno de los bandos. Los Orcos, pese a su superioridad numérica, no podrían estar presumiendo de llevar la victoria, pues se encontraban con sus enemigos en un cierto equilibrio bélico. Sus enemigos llevaban unas armaduras similares a las de los Elfos Malditos [¿antielfos - Elfos Oscuros?], aquellos de esa noble raza que habían sucumbido a las promesas de los dioses del mal, pero pese a todo también eran diferentes. Las runas con las que se revestían eran ya de por sí diferentes, y su técnica de lucha tampoco les tenían nada que envidiar. Pero ellos, los poderosos orcos eran guerreros desde su nacimiento, y nadie iba a oponérseles. Ellos, los orcos, eran más fuertes, de modo que se abalanzaron en tromba contra su nuevo enemigo. Al comienzo de la batalla les habían dicho que provenían del Imperio de las Tinieblas Carmesíes, y a su poderoso Señor en Guerra se había echado a reír. Ahora la lucha había estallado y los Orcos estaban intentando aplastar a los invasores, pero hasta ahora habían repelido todos los ataques causando muchas bajas a los suyos. De entre los enemigos vio a quien debía ser el líder de ese ejército nug, y no parecía ser un mal guerrero pues se desenvolvía muy bien. Al lado del general nug había otro guerrero que mataba con una inaudita facilidad a todos los guerreros orcos que se le acercaban con una expresión que parecía indicar que aquello debía de ser la cosa más insignificante del mundo.
Skrott Deztrozagaznatez, el gran Caudillo orco dirigió personalmente el ataque contra el líder de los nugs. Con su hacha de doble filo estaba abriendo una brecha en la infantería enemiga. Dentro de poco le tocaría el turno al general nug antes de aplastar definitivamente a todos los soldados del ejército enemigo. Gracias a la presencia de su Caudillo entre ellos, los orcos se abalanzaron de modo terrible contra las filas nugs consiguiendo por fin que fuesen reculando. Ahora ya se sentían más animados. El empuje de su líder había afianzado su confianza y ahora por fin acabarían con el invasor. Tras mucho avanzar el Caudillo Skrott por fin se encontraba cerca del general nug, pronto le lanzaría su desafío y después de vencerle aplastarían a sus desmoralizadas tropas. De un poderoso mandoble decapitó a otro nug y le clavó el hacha en el pecho a otro, mientras su enorme Jabalí de Batalla al que llamaba Srakt arrollaba a los heridos que no podían apartarse de su camino. A más de un enemigo herido o moribundo lo agarraba con sus fauces por un miembro y de un poderoso ladeamiento de cabeza lo lanzaba lejos. Unas veces el desdichado caía en medio de las líneas orcas por lo que era rápidamente ensartado por los feroces y sedientos de sangre guerreros pielesverdes; otras veces caía entre sus propias líneas desorganizando totalmente las líneas aliadas, creando confusión y caos, la cual era rápidamente aprovechada por los orcos para avanzar y matar a más nugs. Ahora ya podía al fin desafiar al general nug y acabar rápido la batalla. Cuando se acercó se dio cuenta de que era un humano. Suspiró con desprecio a los nugs por que el ejército de su imperio estaba formado por débiles generales mercenarios y no de fuertes y poderosos Caudillos de Guerra como él. Skrott no había alzado su hacha en señal de desafío cuando se plantó ante él un guerrero nug que parecía ser un oficial explorador, pero también vestía una capa que también lo identificaba como miembro de una de las órdenes de asesinos de los nugs. El yelmo mellado y destrozado se lo quitó de la cabeza y lo tiró al suelo. Sus rasgos faciales lo identificaban como alguien que estaba emparentado con los odiados elfos. “Un despreciable mestizo de elfo” se dijo. Tenía una lanza en su mano derecha y una espada en la izquierda. A diferencia de los otros nugs a los que Skrott ya había matado este no mostraba signos de miedo, sino que permanecía impasible ante él con una mirada seria y tranquila. Skrott no sabría decir si era que esperaba deseoso un rival poderoso que le diera muerte o si realmente creía que tenía alguna imposible oportunidad de matar al poderoso Caudillo orco Skrott. Skrott estaba convencido de que la táctica que seguiría el elfo – nug. Seguramente intentaría arrojársela a él o a su jabalí. Pero esa táctica ya la habían empleado contra él numerosas veces y ya las eludía por simple rutina. Una vez le lanzase la lanza él se la rompería con su hacha, y tal como estaba tampoco dañaría seriamente a su jabalí, solo conseguiría enfurecerlo más. Luego sería divertido contemplar la cara de terror del medio-elfo-nug antes de acabar con su patética vida. Skrott se sorprendió al ver como el medio elfo se agachaba y dejaba la lanza en el suelo y el medio elfo esperaba apaciblemente a que el jabalí acabase con él. Skrott se desilusionó pues no esperaba a que nadie se le rindiese a su fatalidad de un modo tan simple. Pero apenas la cabeza de su jabalí había pasado sobre la punta de dicha lanza el medio elfo levanto la lanza lo suficiente como para que la punta se le clavase en el cuello del enorme jabalí, mientras él saltaba hacia un lado mediante una voltereta con la que se ayudaba con un brazo como punto de apoyo. Cuando ya había caído a salvo fuera del ataque furioso en estampida del Caudillo Orco se giró y contempló lo que había ocurrido con su enemigo. Skrott estaba desilusionado con la patética rendición de su adversario por lo que decidió pisotearlo con su jabalí para luego desafiar por fin al general enemigo, del que esperaba un adversario más entretenido. De improviso observó asombrado como el traicionero medio elfo desviaba la feroz acometida de su jabalí con un increíble salto acrobático y aterrizaba de pie a salvo de él y de su jabalí. Mientras el medio elfo estaba aterrizando de pie en el suelo oyó un profundo grito agónico ahogado de su jabalí. Skrott sin saber como se vio volando por los aires y aterrizando a los pies de una unidad de infantería enemiga. Morkmol se dirigió hacia su enemigo derribado mientras a su espalda los orcos que venían junto a su Caudillo eran frenados por la caballería e infantería nug. Al ver dónde había caído su enemigo se llevó un chasco pues había deseado el poder enfrentarse al fin a un adversario tan temible y fuerte. Ahora que había caído junto a tantos enemigos estaba seguro de que lo matarían antes de que él llegase. En efecto vio como su enemigo estaba siendo rodeado enseguida y un soldado se abalanzaba hacia él con una mirada de odio puro y con un puñal en su mano con la clara intención de acabar así con su enemigo. Skrott sólo había quedado aturdido pese al fuerte impacto. Aún desconcertado alzó la cabeza y vio a su Jabalí de Batalla muerto, atravesado por una lanza. Inmediatamente se percató de que estaba siendo rodeado por numerosos enemigos, pero no le importó, se sentía enormemente furioso por la muerte de su jabalí, y los que le estaban rodeando eran aliados de quien había matado a Srakt, su Jabalí. Y no sólo eso, sino que también eran los únicos candidatos sobre los que iba a descargar su ira. “¡Ellos también pagarían con sus patéticas vidas lo que el odiado medio elfo le había hecho a su fiel Srakt”! Fue entonces cuando vio venir a un nug con un puñal, y rabioso le golpeó la cara con los nudillos de su puño, esparciendo sangre y dientes al alrededor. Con un bramido de rabia y recogiendo su hacha realizo un barrido con su hacha a su alrededor sin levantarse apenas. Luego rodó hacia donde habían caído los soldados nugs ya fuese por una pierna amputada o por haber perdido el equilibrio. Así fue como Skrott Caudillo orco logró librarse en ese momento de aquella amenaza. Blandiendo su hacha doble y a puñetazos hasta que por fin se encontró frente a frente la cara sonriente de Morkmol el medio elfo. Morkmol se sintió satisfecho al ver al poderoso Caudillo Orco levantarse y salir airoso de aquel difícil lance; y de un modo tan sorprendente. Tal vez por fin había encontrado a un guerrero lo suficientemente apto como para darle una muerte heroica, tal y como siempre había deseado desde su enfrentamiento con Rjonak. Desechó la idea de luchar con su puñal y decidió enfrentarse a Skrott con su espada contra su hacha. Una única arma contra otra. Su espada contra la poderosa hacha del feroz Caudillo Orco. Nixtral se encontraba enzarzado en un combate contra un enemigo que lo superaba ampliamente en número, por lo que no podía atender a Morkmol ni al Caudillo Orco, al menos no por el momento. Su hacha subía y bajaba rítmicamente. A cada golpe un orco recibía el mortal abrazo de la muerte. Su escolta personal estaba haciendo auténticos esfuerzos para repeler el avance orco y proteger a su general. De reojo Nixtral había visto avanzar ferozmente al Caudillo Orco y se temía que pronto le lanzaría su desafío al que él no podría ignorar. Estaba maldiciendo su mala suerte, pues el aceptar el desafío lanzado por Skrott le habría obligado a abandonar la formación, ocasionando así una enorme vulnerabilidad a su unidad que correría el peligro de ser exterminada. De momento seguía matando orcos según se le acercaban, pero parecía que la maldita marea verde de enemigos se hacía eterna. Por cada uno que mataba uno o dos ocupaban su lugar. Eso le daba una funesta sensación de cansancio. Oyó un aullido apagado que dedujo que provendría del Jabalí de Combate del Caudillo Orco y casi seguidamente un fuerte golpe a varios pasos tras él. Unos gritos de asombro y vivas resonaron tras él alabando el nombre de su protegido, el que había matado de un modo totalmente hábil y astuto al monstruoso Jabalí de Combate del Caudillo y había derribado también a este último. Nixtral se sintió complacido por las continuas hazañas de Morkmol, pues desde que lo había conocido en aquella subasta de esclavos - sacrificio, el joven medio elfo no dejaba de asombrarlo pues siempre conseguía eludir a una muerte segura. Pero la alegría no le duró mucho tiempo, pues al poco se dio cuenta de que Skrott seguía en pie y dando guerra. Nixtral tuvo que volver su atención a lo que tenia delante pues su unidad se encontraba retrocediendo ante el avance orco. Se permitió un breve vistazo a su izquierda para ver a Morkmol luchando a muerte contra el Caudillo. Luego, se concentro exclusivamente en la batalla que se libraba ante él. Con una impresionante patada apartó a un orco que se había acercado demasiado a su caballo negro para, seguidamente ser atravesado por un lancero. Luego paró con su escudo una cimitarra curvada para luego separar la cabeza del mísero orco que la blandía. Había vuelto a recordar un antiguo odio. Un odio que sentía desde hacía mucho tiempo contra esa vil y patética raza. Cuando poco a poco fueron destruyendo todo cuanto él amaba, todo cuanto apreciaba y quería que había sido destruido y con unas fuerzas nuevas renovadas gracias al odio que sentía rugió de tal modo que hizo estremecerse a todos cuantos lo oyeron, tanto a soldados aliados como a orcos y Nixtral cargó nuevamente segando la vida de los orcos a diestro y siniestro, aplastando sin piedad las despreciables vidas de aquella maldita escoria pielverde. Skrott y Morkmol se enfrentaron con una ferocidad inusitadas, no cejaban en su mutuo empeño de acabar el uno con el otro, pero el combate estaba teniendo un empate virtual. Cada golpe que daba uno era rápidamente respondido por el otro y viceversa. Skrott asestaba un golpe mortal que era bloqueado o desviado por la espada de Morkmol para luego cambiarse los papeles. Su lucha duro un buen tiempo con idas y venidas de los demás contendientes. Pero pese al mutuo odio y al deseo de terminar la maldita batalla cuanto antes; todo el mundo era consciente de que el combate entre Morkmol y Skrott sólo les concernían a ellos y a nadie más. Skrott nunca antes había visto a ningún humano ni elfo luchar de un modo tan fiero. Era como si su adversario esperase que se le diese la bienvenida en cualquier sala de alguna divinidad guerrera pues su comportamiento semejaba a alguien que desease morir pronto en combate para ir a reunirse con algún ser (probablemente algún familiar) en el más allá, en los reinos de la muerte. Morkmol descubrió un punto flaco en la defensa y ataque de su oponente. Observó que de tarde en tarde realizaba un movimiento muy brusco con el fin de desestabilizarlo. En ese preciso momento permanecía brevemente desprotegido para evitar perder el equilibrio. “Quién nada arriesga, nada gana” pensó. Morkmol asestó una fuerte estocada descendente sobre el cráneo de Skrott, el cual lo detuvo con pasmosa facilidad para luego golpear fuertemente el vientre de su adversario con la esquina del mango haciéndole recular a causa del dolor. Posteriormente intentó separarle la cabeza del cuerpo con otro hachazo descendente pero su enemigo saltó hacia atrás con anticipación. Este era el momento que Morkmol estaba esperando, pues esta vez Skrott se lanzó bruscamente hacia delante con la clara intención de tirarlo de espaldas al suelo antes de poder matar a una presa indefensa. El pielverde arremetió con su hombro contra el pecho de Morkmol haciendo que este cayese de espaldas. Morkmol maldijo su mala suerte, contaba con que el orco hiciese eso, pero con su hacha, esa inesperada e inaudita imprevisibilidad de su adversario lo tomó por sorpresa. El hacha describió un arco descendente contra el pecho de su enemigo mientras disfrutaba de la contemplación de los últimos momentos de vida de su fastidioso, pero, no obstante, divertido enemigo. Morkmol alzó las piernas de modo que quedasen perpendiculares con respecto a su cuerpo lo que le permitió detener el descenso del brazo verde, pero no descuidó el filo del hacha para lo que empleó el lateral de su espada rúnica para evitar cualquier posible corte. Skrott se quedó sorprendido y frustrado como si le resultase difícil de creer que una presa a la que creía segura se hubiese librado de un modo tan fácil de su letal ataque. Morkmol aprovechó esta sorpresa de su atacante para rodar sobre sí mismo y ponerse en guardia agachado con la espada en posición elevada y el filo de esta dirigida a su rival mientras el arma miraba hacia abajo atravesando la cara de Morkmol, confiriéndole un aspecto terriblemente estremecedor. Las piernas le dolían a causa de la fuerza con la que estaban cayendo los brazos de Skrott antes de que él pudiese detener el golpe, pero ello no le impediría combatir casi sin problemas hasta el final. Skrott arremetió con una furia y unas nuevas fuerzas renovadas, pero, pese a ello, no lograba romper la defensa del medio elfo. Tras un largo combate aún para él, decidió acabar de una vez con ese adversario contra el que estaba tan igualado. Decidió al final arriesgarse el todo por el todo en un único y devastador golpe. Reunió todas las fuerzas que tenía y con un golpe poderoso arremetió contra Morkmol poco más arriba de su cintura. Morkmol, por su parte dejó venir el hacha y de un agilísimo salto, puso sus pies sobre el mango del hacha ante la mirada atónita del dueño de esta. Mientras Skrott intentaba retroceder para separarse cuanto antes de la peligrosa proximidad de su rival, Morkmol iba acercándose al suelo con bastante rapidez; mientras caía sólo realizo un único tajo que decapitó al Caudillo Orco Skrott Deztrozagaznatez arrojando su cabeza a varios pies a lo lejos. Cuando Morkmol recogió la cabeza se fijó en la mueca de estúpido asombro que le había quedado al final de su sangrienta vida. Una unidad de alabarderos y espadachines estaba siendo diezmada por otra unidad de orcos salvajes. Un alabardero había ensartado a un orco, antes de que este cuerpo cayese al suelo sin vida, otro orco, un noble concretamente, surgió tras él y agarrando al alabardero por la garganta con sus garras lo atrajo hacia él con un impulso violento para luego asestarle un fuerte cabezazo en la nariz. El orco sonrió con el ruido de la nariz partiéndose. El desafortunado alabardero gimió de dolor quedándose casi momentáneamente aturdido. Con su cimitarra curvada desarmó a un espadachín haciéndolo presa fácil del orco contra el que estaba luchando en ese momento, luego con una asombrosa astucia salvaje arrojó al semiinconsciente alabardero contra sus compañeros. Un pequeño grupo de la unidad cayó a causa del alabardero obligando a los demás a retroceder, dejando a sus compañeros en el suelo presa fácil de los despiadados orcos. El alabardero había sentido las garras del noble orco clavadas en su garganta, y el fluir de su propia sangre cayendo por ella. Luego el cabezazo del maldito orco lo había dejado inconsciente. Cuando por fin abrió los ojos se encontraba en el suelo junto con otros de su unidad, “Bueno, parece que todo ha terminado” pensó confiado mientras su mente aún estaba confusa y desorientada. Por desgracia para él había acertado, aunque no del modo en el que él creía. Al volver la vista vio como un pelotón orco se abalanzaba sobre ellos como buitres sobre carroña. Lo último que él vio fue la horrorosa sonrisa de un orco y la punta de una enorme cimitarra yendo hacia él. Luego se hizo la oscuridad. El noble orco Garkmull Rompehuesos estaba encantado. Su ingeniosa idea de haber utilizado a aquel estúpido alabardero nug habría encantado a su Caudillo Skrott de haberla visto. Hasta podría haberlo ascendido a Señor en Guerra y liderar su propia partida de guerra. Tras acabar con el pequeño grupo que yacía en el suelo, se encaró a los que aún resistían. Garkmull sentía la adrenalina fluir por sus venas deseando más masacres. Animando a los suyos se abalanzó contra sus enemigos, consciente de que en esos momentos estaban desmoralizados y serían una presa fácil. Estaba seguro de que, aunque atacase solo acabaría rápido con ellos. Ahora empezaba a lamentar el haber dado la orden pues no tendría toda la masacre sólo para él, y aunque iba de primero seguido a varios pasos del guerrero orco más próximo deseaba que estuviesen más lejos. Le faltaba apenas unos pasos para chocar contra la línea defensiva de soldados desmoralizados cuando una sombra apareció deslizándose por el suelo y, haciéndole una zancadilla Garkmull cayó de morros a los pies de los enemigos a los que hacía apenas unos escasos momentos estaba decidido a aniquilar. No tuvo tiempo para alzar siquiera la vista, varias espadas se encargaron de que Garkmull nunca pudiese volver a levantarse para cumplir su sueño de que su poderoso Caudillo Skrott Deztrozagaznatez lo ascendiese a Señor en Guerra. El siguiente orco que llegaba a la carrera murió tan pronto como Morkmol se levantó tras haberle hecho la zancadilla a Garkmull con un potente mandoble. A continuación, levantó su otra mano y mostró a la hueste pielverde la cabeza decapitada de su poderoso Caudillo Skrott Deztrozagaznatez. Los orcos se detuvieron, paralizados de asombro y desconcierto ante la imagen que tenían ante sus ojos. Por el contrario, las tropas nugs se sintieron alentadas y animadas de nuevo por lo que cargaron con renovado vigor contra la escoria pielverde que se deba a la fuga tras la muerte y derrota de su “invencible” líder. Las tropas del Imperio Nug los persiguieron hasta acabar con todos ellos. El comandante Nixtral lo había puesto al mando de la expedición al asentamiento orco. Las órdenes: investigar, explorar y aplastar cualquier insurrección. Llegaron a la tosca fortaleza-poblado de los orcos. Era enorme y estaba situada en un enorme Valle, con unas toscas murallas construidas sin estética ni muchos conocimientos de arquitectura, pero aun así efectivas contra cualquier asalto de caballería o infantería. Las puertas estaban abiertas de par en par. Morkmol no estaba seguro si era debido a que no se habría quedado nadie protegiendo la fortaleza o se habrían rendido. Entraron en la fortaleza sin encontrar nada digno de mención. Las construcciones eran pésimas, como todas las que hacen los pielesverdes. Había basura por todas partes, trozos de madera podridos, animales muertos muchos en descomposición avanzada, rastros de hogueras por doquier, armas oxidadas inutilizables, etc. En la plaza estaban reunidos los orcos supervivientes de la vengativa contraofensiva nug. Al parecer todos sus líderes habían caído en combate, no les quedaba nadie sobre quién respaldarse ahora para poder seguir combatiendo. Pero al faltarles un líder que les calentase la sangre ahora estaban confundidos y totalmente desmoralizados, no sabían que hacer a partir de ahora. Observó que muchos se encontraban heridos. Se veía que su Caudillo los había utilizado a todos para combatir, ahora estos se encontraban agotados y desmoralizados. Un orco se adelantó de los allí congregados apenas vio llegar el destacamento de los nugs. Los demás los miraron perplejos como si fuese algo de lo que dependiera sus vidas. -“¡Zalve, Oh poderozo líder! Tu haz zido el que ha matado al jefe Skrott Deztrozagaznatez, creíamoz que él era el máz fuerte pero no lo era, porque tu haz zido mucho máz fuerte ke el. El máz fuerte lo erez tú porque lo haz vencido. ¡Déjanos zer tu ejército y combatiremoz por ti por ziempre!” Morkmol miró fijamente al orco que le había dicho todo eso sin demostrar ningún tipo de emoción que delatase alguna señal de sus pensamientos más profundos. -“¡Sargento!” – llamó – “aplastadlos a todos, no quiero ningún superviviente” – dijo con una voz totalmente inmisericorde. Sus hombres desenfundaron sus espadas y las blandieron contra los desmoralizados orcos que ni siquiera se atrevieron a defenderse. Varios minutos después la matanza había terminado. Los cadáveres de los orcos estaban por todas partes, había sido una victoria fácil pero tampoco era una en la que nadie podría regocijarse. Tras asegurarse de que no quedaba ningún superviviente ordenó que todo fuese incendiado. Una hora después ascendían tranquilamente por la colina mientras a sus espaldas una enorme fortaleza orca era consumida cruelmente por las llamas. Espero que os guste, pero por favor dadme vuestras opiniones o tal vez consigáis desanimarme a seguir subiéndolas y/o escribiendo. ![]() ![]() |
![]() |
![]() |
HCNPLPLJ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |
Ya le dare una ojeada más adelante y no me extranaria que fuera algo sobre mi dulce mujercita jajajaja. por lo de arrasador. Esas mujer arraza con todo a su paso, un huracan se queda pequeño delante de ella, ya fuera de bromas te prometo que lo leere.
|
![]() |
![]() |
Moderador![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |
Gracias her, pues ya me darás tu opinión cuando puedas.
Un saludo |
|
Usuario(s) navegando en este tema: 1 invitado(s) | |
Forum Software by MyBB, © 2002-2021 MyBB Group.
Theme Designed by Tushar. Modified by Lust no Fansub © 2008-2021.